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viernes, 14 de julio de 2017

NOVENA audiencia del juicio a dos represores de la CNU La Plata

UNA FLOJA AYUDITA DE TUS AMIGOS

En una nueva jornada del juicio a los represores Carlos “Indio” Castillo y Juan José “Pipi” Pomares comenzó la rueda de testigos de las defensas de los asesinos. Presenciamos un flojo papel de los peronistas platenses amigos de Pomares tratando de presentarlo como un militante de base y víctima de una persecución política.

Por HIJOS La Plata
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En primer término dio su testimonio Carlos Ángel Donamaría, amigo personal del “Pipi” Pomares, hombre del Partido Justicialista y ex intendente de Junín, que trató de pintar al asesino como un abnegado militante por la causa de los humildes. Donamaría, apodado “El Oveja” entre la militancia, relató que conoció a Pomares en la década del ’80, cuando él se vinculó al Movimiento de Renovación impulsado en el partido por Antonio Cafiero y cuya rama platense era coordinada entonces por Julio Alak. Afirmó que militó junto a Pomares en el peronismo desde 1987 y hasta su detención, y que “El Pipi” le había comentado su preocupación por el avance de la causa en su contra en una de las tantas reuniones que tenían, café de por medio, en el centro platense. “¿Qué vas a hacer? Tenés contactos políticos”, le habría preguntado el amigo al represor, que según Donamaría le contestó: “No voy a ver a ningún político, ni me voy a ir. Vos sabés que soy inocente y no maté nunca ni una mosca”. Ante tal escenificación de la mentira, el público presente no pudo contener su expresión de irritación y exclamó indignado. Ante ello el presidente del tribunal, Germán Castelli, ensayó una sanción individual al o los vociferantes y luego resolvió desalojar la sala por el resto de la audiencia.
Al retomar su colorido relato el testigo profundizó que un día en los ’80 había que organizar un acto para el PJ y lo mandaron a hablar con Pomares para movilizar a la gente en micros desde barrio Hipódromo. Allí habría conocido al represor, lo cual denotó que no tenía nada para aportar sobre los hechos del juicio. De hecho, sobre la época de los hechos, el testigo dijo que entre el ’71 y el ’76 trabajó como fotógrafo en el hipódromo, retratando la llegada de caballos al disco, el pesaje y el desensillado. Curiosamente agregó que, aunque él no era empleado del hipódromo y no iba cuando no había carreras, “nunca vi conflictos y no conocía al personal”.
Donamaría olvidó relatar que él mismo fue sub-interventor del hipódromo en la gestión de Alak como intendente, en 2002, durante la intervención de Gerardo Carezano en la sede local del turf. Curioso el dato de que cuando procesaron a Pomares y a Castillo el ministro de Justicia de la Nación kirchnerista no era otro que el propio Alak, que nada aportó a la causa CNU La Plata quizás porque conoce demasiado el paño. El círculo de amistades, cargos y negocios en el peronismo de ayer y de hoy se cierra perfectamente, ya que Donamaría es hoy hombre del diputado Juan José Amondarain, de quien durante mucho tiempo fue secretaria la mujer de Pomares.
También dijo que Pomares trabajó de asesor del senador provincial del PJ Carlos Mosse, quien a su vez había sido secretario de Hacienda del Ministerio de Economía de Nación durante las gestiones de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner, y bajo el mando de Roberto Lavagna y Felisa Micelli. Mosse tenía mandato como senador entre diciembre de 2007 y de 2011, pero murió de cáncer en junio de 2011. Su militancia en el kirchnerismo parece no haberle impedido conchabar como asesor en el senado provincial al asesino Pomares que, al igual que muchos otros integrantes de la CNU local, vivió durante décadas de los sueldos de empleado público que consiguió en la Legislatura provincial y la Municipalidad platense por sus contactos políticos. Entre ellos, Alberto “El cabezón” Delgado, responsable del reciclamiento de muchos asesinos de la banda de Castillo en el poder local. Por las dudas, Donamaría trató de aclarar: “Mosse era a-mi-go de Pomares. Y si hubiera sabido que tenía una falencia de otra época, no lo hubiera soportado ni cinco minutos”. Contrasta con los 42 años que lleva impune por sus crímenes de juventud al amparo de todos los dirigentes del PJ local.
En el máximo de la puesta en escena el testigo agregó que en los ’80 el asesino se dedicó siempre a organizar los barrios, “a la acción social, con comedores y apoyo escolar. Siempre tuve el mejor concepto de él. Nunca en mi vida pude verle una patología mental, ni nada por el estilo. Fue un gran compañero. Siempre preocupado por los humildes”, aseguró sin perturbarse.


La segunda y última testigo fue Juana Alina Silveira, jubilada de 65 años, ex militante peronista de base y también amiga y compañera de Pomares.
En un testimonio evidentemente acordado con anterioridad, Silveira conto que “Pipi es más chico que yo. Cuando él empezó a militar yo ya estaba participando. Es un peronista acérrimo, siempre preocupado por los que menos tienen. La verdad que es una persona admirable. Un militante, un peronista”.
Para sumar dramatismo contó, sin especificar fecha ni lugar, que en dictadura ella estuvo detenida-desaparecida durante 3 meses, que tiene un hermano desaparecido y otros que estuvieron detenidos en la esa época. Agregó que en las visitas a su hermano en la Unidad 9 supo que Pomares estaba allí detenido. Al preguntársele si sabía por qué estaba detenido Pomares dijo: “Por ser peronista”. En realidad la causa por la que cayó en desgracia la banda de la CNU La Plata fue porque, a las par de los asesinatos políticos, realizaban violaciones de domicilios y robos simulando ser autoridad policial.
La testigo relató también que en los ’90, Pomares fue compañero de militancia de Juan Carlos Arias, a quien apodaban “El Vaca”. Arias sufrió 6 meses de detención ilegal en dictadura en la sede de Infantería/Caballería de la Policía Bonaerense en calles 1 y 60. Como testigo en este juicio Arias contó que en el operativo de su secuestro en abril de 1976 estuvo presente el “Indio” Castillo, en lo que fue además uno de los últimos hechos protagonizados por la CNU en La Plata. Llegada la democracia, varios militantes del ’70 se refugiaron en el alakismo, donde se cruzaron peronistas de bandos antagónicos del pasado. Según la testigo, cuando Alak dejó la intendencia muchos punteros de fueron dejados cesantes, y desde la Unidad Básica de 12 y 34 los que tomaron la posta para reorganizar el espacio fueron “Vaca” y “Pipi”.
A partir de allí, las afirmaciones de la testigo comenzaron a alejarse cada vez más de la realidad. Primero quiso dar a entender que en la Unidad 9 estaban detenidos juntos los presos políticos y los integrantes de la CNU, y que todos sufrieron tortura. La afirmación fue refutada en este y otros juicios por el testimonio de Luis Córdoba, trabajador de Astillero y ex preso en dicho penal, que contó detalladamente que los CNU estaban aparte y gozaban de libertades y privilegio que los presos políticos no tenían. Al repreguntarse por el tema la testigo Silveira dijo: “En las visitas los familiares estábamos juntos, los presos no sé”.
Luego, al preguntársele en qué agrupación específica del peronismo en los barrios militaban con Pomares en los ’70 no supo responder. “En el PJ, en la Juventud Peronista”, dijo. Resulta paradójico que los militantes de la Juventud Peronista de La Plata eran en realidad las víctimas de la CNU, muchos de cuyos casos se han ventilado en este juicio aunque no son tenidos en cuenta como caso para la acusación.
Ante tal desparpajo, el juez Alejandro Esmoris preguntó a la testigo si se trataba de la Juventud Peronista de la República Argentina, un grupo de la derecha del movimiento encabezado por Julio Yessi (hoy condenado por delitos de lesa humanidad) y conocido en la jerga como la “Jotaperra”. Silveira contestó inmutable: “No. Es la primera vez que lo escucho. Nosotros no estábamos afiliados. Éramos peronistas”.
Al requerirle si supo si Pomares fue parte de alguna otra organización contestó escandalizada: “Nooo!!!”. A pregunta del juez Germán Castelli, a punto de perder la paciencia, sobre si oyó hablar de la CNU, la testigo respondió: “Escuché, pero nunca la entendí. Era un centro universitario, ¿no?. Era un grupo muy cerrado”. Y finalmente, sobre si Pomares, que está acusado en este juicio por el secuestro y homicidio de Néstor Dinotto y Graciela Martini, integró la CNU dijo: “Noooo!!! Era muy chico”.


La estrategia de los abogados de Pomares, Christian Romano y Oscar Salas de presentar como testigos a las amistades de los represores de Estado no es nueva. Cuando defendieron al comisario Luis Raúl Ponce, uno de los torturadores y desaparecedores de Andrés Nuñez desde la Brigada de Investigaciones de La Plata en 1990, llamaron a su esposa a brindar el “buen concepto” que tenía de su marido. Sin embargo la señora terminó reconociendo que lo ayudó a profugarse, situación en la que estuvo 12 años hasta ser capturado en 2012 y condenado a perpetua en marzo pasado.
La mise-en-scène de Salas y Romano continuará por un par de audiencias, con la citación de más amigos de Pomares y dirigentes del PJ platense como Tomás Bernard, Osvaldo “El Gallego” Rodríguez Maggi, el ex secretario del gobernador Victorio Calabró, Juan Destéfano, y hasta el ex montonero y hoy hombre de negocios en la industria bélica Mario Montoto. Para hablar de las dotes de los acusados faltaría citar a los ex CNU que aún quedan vivos, y que son más de una decena.

TRAS LA FERIA JUDICIAL, LAS AUDIENCIAS CONTINÚAN EL 7 DE AGOSTO A LAS 10 HS EN LOS TRIBUNALES FEDERALES DE 8 Y 51. PARA PRESENCIARLAS SOLO SE NECESITA SER MAYOR DE EDAD Y PRESENTAR DNI.

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